En esta gráfica se ha pretendido valorar en qué medida se ha intentado suplir las clases presenciales a través de las videoconferencias con las múltiples herramientas digitales con las que contamos en la actualidad. La Figura 3 muestra como el 55% del alumnado no ha participado porque no se ha propuesto desde el centro. En un 1% de los casos, el centro lo ha propuesto pero el alumnado no ha participado de- bido a problemas técnicos, y en un 6% debido a otros motivos. Del 38% restante, un 25% ha recibido clases por videoconferencia en 1-2 ocasiones, un 9% en 3-4 ocasiones y un 4% en más de 5 ocasiones. La operatividad del trabajo por videoconferencia en esta edad, en contraposición a un grupo de Educación Secundaria o Bachillerato, por ejemplo, se ve condicionada por el hecho de que el alumnado de Educación Infantil debe estar acompañado en todo momento por un adulto o hermano/a mayor que pueda hacerse cargo de la parte logística y técnica: iniciar la videollamada, silenciar o activar el micrófono, o procurar que el niño permanezca sentado, atento y participativo. La contrapartida de este apoyo es que, en ocasiones, el propio familiar distrae al alumno/a de la actividad o le proporciona las respuestas para que pueda seguir el ritmo de la clase.
Cita APA: Fernández M.R (2021). Nativos pandémicos: La Educación virtual en Educación Infantil durante el confinamiento por COVID-19. Estudios sobre la Educación. 41, 49-70.
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